Barcelona

Se podría decir que Barcelona es la más francesa entre las ciudades españolas…..o la más española de las ciudades francesas. Es sólo una broma maliciosa típicamente barcelonesa, pero también una pista.

Ciudad mediterránea, situada al sur del Norte y al norte del Sur, antigua y moderna, burguesa y proletaria, tumultuosa y ordenada, apegada a sus viejas tradiciones y capaz de toda modernidad y mestizaje. Contradictoria y viva, en suma.

El espacio físico que ocupa Barcelona se define geográficamente en cuatro referencias, una especie de puntos cardinales para consumo local: lado mar y lado montaña, río Besós y río Llobregat. Un modo cartesiano y muy barcelonés de acotar el territorio.

A lo largo de la Historia ha recibido muchos nombres: La Rosa de Fuego, La Ciudad de las Bombas, La Ciudad de los Prodigios….. , y también Can Fanga (“casa embarrada” en catalán), en alusión a las calles llenas de barro que la caracterizaban hasta principios del siglo XX.

El mayor elogio que recibió jamás se lo hizo don Miguel de Cervantes Saavedra: “archivo de cortesía y albergue de los extranjeros (…) correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única”; así la definió en boca de Don Quijote.

Siempre rebelde y progresista, ya en la Edad Media dos partidos, uno llamado la Biga, aristocrático y patricio, y el otro la Busca, representando a las clases populares, pugnaban por controlar su gobierno. De ella dijo Friedich Engels que “en ninguna otra ciudad del mundo se habían levantado tantas barricadas y desencadenado tantas revoluciones como en Barcelona”.

La Barcelona de hoy es una ciudad que suma y resume en una sola muchas Barcelonas, de las que, poco o mucho, algo nos quedado: la Barcino romana, la Barcelona medieval –románica y gótica-, la ciudad ensanchada a fines del XIX siguiendo el modelo parisino, la Barcelona del sueño olímpico en las postrimerías del siglo XX, y también la Barcelona de los barrios de inmigrantes levantados sobre antiguos pueblos vecinos absorbidos. Una ciudad donde incluso pueden hallarse rincones de sorprendente sabor rural escondidos en una urbe cosmopolita y al día.

Barcelona es también un tapiz que entreteje pedacitos de ciudades a las que, por separado, casi todos aman: un pedacito de Milán, otro de Florencia, un pellizco de París, un cachito de Nueva York….un espacio multicultural donde el millón y medio de personas que habitan esta urbe hecha a escala humana, amable y activa, disfruta de una calidad de vida que la sitúa en la élite de las ciudades más apreciadas del mundo por ese concepto.

Algunos lugares de la ciudad resumen en sí mismos aspectos concretos de su personalidad, en el bienentendido de que ninguno de ellos la explica por entero. Son piezas de un puzzle, luminosas por separado ciertamente, pero cuya verdadera dimensión se obtiene al reunirlas y articularlas.

Conocer Barcelona es amarla.

 

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