En las obras de Hopper de ambiente nocturno, la oscuridad compacta, apenas matizada por la luz eléctrica o el neón, subraya aún más esa sensación de desamparo de los personajes y acentúa su aislamiento. Son cuadros impregnados por atmósferas que evocan inmediatamente escenas de cine negro y música de jazz.
«Nighthawks» (los halcones de la noche), de 1942, es quizá su obra más popular. En ella, tres seres solitarios y un camarero consumen la madrugada en un bar sin siquiera hablarse. Metáfora del mundo moderno o simple apunte del natural, la virtud de Hopper es mostrar el escenario y los personajes y dejar al espectador la interpretación y las conclusiones.