Karl Marx fue un estudioso, un hombre que dedicó su vida a intentar comprender el mundo en el que vivía. Su pretensión era desentrañar los mecanismos que rigen las relaciones sociales, y pronto descubrió que estas están mediatizadas por la estructuración en clases organizadas en función de la participación de cada cual en el proceso productivo.
Analítico y científico como buen judío alemán, Karl Marx examinó la economía, la sociología, la historia, la filosofía, y cualquier otra ciencia humana que le permitiera rastrear conexiones entre todas ellas, a fin de obtener una explicación de conjunto y coherente del avatar humano a lo largo de la Historia.
Marx jamás fue marxista, y hubiera abominado de las manipulaciones y bestialidades que se han llevado a cabo en el siglo XX invocando su nombre en vano. Su legado básico fue la demostración de que vivimos en un mundo injusto y reservado sólo para unos cuantos, y la invitación subsiguiente a construir otro en el que quepan todos los seres humanos.